SONETO
Despertar en un frío calabozo,
vejado por el miedo de su mente,
hastiado en un entorno pestilente,
una sombra, un condenado, y un sollozo.
Merecerá la pena…, todo el gozo.
(Sígueme tú, amigo, sé más valiente,
no te importen los surcos de tu frente),
e intenta que mane agua de ese pozo.
Necesito saber cómo te sientes,
después de ese trabajo y la fatiga,
al probar el sabor de tantas fuentes.
En el campo dorando está la espiga,
entre aromas y brisas muy calientes,
y en su lid prisionera está la hormiga.
Juan Carlos
vejado por el miedo de su mente,
hastiado en un entorno pestilente,
una sombra, un condenado, y un sollozo.
Merecerá la pena…, todo el gozo.
(Sígueme tú, amigo, sé más valiente,
no te importen los surcos de tu frente),
e intenta que mane agua de ese pozo.
Necesito saber cómo te sientes,
después de ese trabajo y la fatiga,
al probar el sabor de tantas fuentes.
En el campo dorando está la espiga,
entre aromas y brisas muy calientes,
y en su lid prisionera está la hormiga.
Juan Carlos
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