Le costaba despedirse
Aquella tarde de invierno
Un sepulcro preparaban
Para ese reposo eterno
Enterraban el amor
Que un día nació en su alma
¿Por qué se lo llevan?, dijo,
Y no llegaba la calma
Mas con su pena quedaba
En lo que parecía un sueño
La luz que tanto adoraba
Que no era luz, que era empeño.
juan carlos
No hay comentarios:
Publicar un comentario