SONETO
Dulce muerte merced de su destino,
que disfrutan en sí los escogidos.
Mas de otros son los cuerpos doloridos,
que nada en su favor hizo su sino.
Es hueso lo que queda nacarino,
de los dos y de todos sus sentidos,
¡qué igual era el latir de sus latidos!.
¡Qué distinto el final si es repentino!.
¿En qué puede pensar el pensamiento,
si en la nada quiere encontrar respuesta?.
¡Qué escaso a veces es el alimento!.
Se nutre de ignorancia el sufrimiento,
pero a la vez que la razón protesta,
más luz se pierde en el conocimiento
Juan Carlos
Dulce muerte merced de su destino,
que disfrutan en sí los escogidos.
Mas de otros son los cuerpos doloridos,
que nada en su favor hizo su sino.
Es hueso lo que queda nacarino,
de los dos y de todos sus sentidos,
¡qué igual era el latir de sus latidos!.
¡Qué distinto el final si es repentino!.
¿En qué puede pensar el pensamiento,
si en la nada quiere encontrar respuesta?.
¡Qué escaso a veces es el alimento!.
Se nutre de ignorancia el sufrimiento,
pero a la vez que la razón protesta,
más luz se pierde en el conocimiento
Juan Carlos
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