¿Por qué?, si fuente fuiste de armonía,
mi rumbo abandonas, y a otro cortejas,
sin saber que, a menudo, a las
parejas,
con un, “te quiero yo a ti”,
les bastaría?
¿Acaso al navegar se percibía,
que el batir de las olas les
aleja
de la noche pasada entre las
rejas,
en la cárcel donde el amor
moría?
¿Amaba ese viento o al susurro
amaba?,
cerrábase la niebla o su mirada,
y encendido ya el fuego, ¿qué
calentaba?
En la
noche triste tan estrellada,
¿surgió la duda?, ¿surgió el
tormento?,
¿y alguna sospecha sobre su
amada?
Juan carlos