Siempre contigo, morir amando.
Que nuestro otoño pasaba
y la tierra recibía
a las hojas que aquel día
ella misma regalaba.
Hasta el amor nos temblaba
y en uno el otro escondido
conteníamos el gemido
por tan doloroso trance,
pues la postrera en su dance
ya quería lo querido.
juan carlos
Que nuestro otoño pasaba
y la tierra recibía
a las hojas que aquel día
ella misma regalaba.
Hasta el amor nos temblaba
y en uno el otro escondido
conteníamos el gemido
por tan doloroso trance,
pues la postrera en su dance
ya quería lo querido.
juan carlos
3 comentarios:
Tarde... pero llego. Precioso poema, Juan Carlos. Supongo que está pensado desde un amor en el otoño de la vida.
Dos enamorados paseando por el camino alfombrado de hojas caídas. Y el crujido acompasado de dos seres que caminan juntos, que llevan mucho tiempo caminando juntos. Enhorabuena.
Un abrazo y muchos recuerdos a los gemelos.
Muy bonito, de verdad. El otoño, la primavera ... siempre hay motivos para relacionarlos con el amor.
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