Soneto
Porque no ha conocido otras edades
la suya se complace con lisura
en palabras preñadas de ternura
y en los gestos que son divinidades.
¡Cuánto sabe el amor de soledades!
Más que el tiempo conoce la locura,
aún así deseada es la aventura
en la bruma de un mar de tempestades.
¡Dime viento¡ que reinas libremente
¿dónde guardas la fuente del deseo?
acaso fuiste verdaderamente,
el autor del más triste devaneo
que parece irse, pero siempre queda
en esa luz que sin mirarla veo.
juan carlos
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