Gotas de rocío,
recelo y espanto
inocentes fusiles
fúnebre canto.
Verdugos con saña
que quitan la vida
pero antes ya era
de miedo la muerte.
La infinitud
escudriña entre barrotes de luz
entre la umbría
pena,
entre los que no
son.
A morir viene la
carne, pues al alma no podrán,
matarla,
mas si pudieran,
lo harían sin vacilar.
De color rojo los
ríos presumen de su caudal,
de su soberbia los
cauces,
y también de
eternidad.
Al alcanzar la
marea ya será tarde,
nacerá un nuevo día,
que alguien nos
guarde.
juan carlos
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