Lo cuento como lo siento
pues muchas veces las ganas
de aliviar por las mañanas
en cuclillas cara al viento,
me recuerda aquel momento
en el que un falso deseo
provocábale babeo,
al pretendiente en cuestión.
Y así, sin más dilación,
¡basta ya! dije, me meo.
juan carlos
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