Tercetos encadenados
Sin rejas y sin paredes,
Tú, que en la vida apresado
liberarte ya no puedes
de los que ya te han juzgado;
no inquieras solo en lo humano
el perdón, pues en lo errado,
buscas el éxito vano
de este tirano existir
en a pesar del hermano,
y aunque quiera resistir
tu infinitud religiosa
pronto se llega a partir.
Hiedra muere vanidosa
luego de tanto crecer
para acabar en la losa.
En su terco parecer
sobrenatural la duda
¿por qué no ha de merecer?
juan carlos
1 comentario:
He pasado varias veces por este rincon. Me gustan tus poemas.
Gracias por acercarte hasta el mío.
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